jueves, 13 de septiembre de 2012

Con nada bajo los pies

‘Estamos al borde del abismo y... dando un paso al frente’


Nada es gratis’ se despacha de vez en cuando con posts que se salen del carril habitual pero que son de lectura igualmente obligada. Es el caso de la entrada publicada ayer por Anxo Sánchez bajo el sugerente titular de ‘Al borde del abismo’. Como el autor se encarga de recordar al final del primer párrafo, no va, contra lo que se pudiera intuir en las circunstancias actuales, del euro y su futuro o de España y del suyo. Ni mucho menos. Y, sin embargo, entra en materias de mucha más trascendencia, que afectan al conjunto de la Humanidad. De ahí que Valor Añadido se haga eco de ellas como parte de ese lugar de propuesta y debate que pretende ser. Aunque es un pelín más larga de lo habitual, les recomiendo la lectura completa de esta entrada... ¿por su propio bien? Pasen y juzguen ustedes mismos.

Arranco con un par de párrafos del artículo de NeG cuya justificación se halla en una pieza publicada a su vez en Nature por 22 científicos encabezados porA. D. Barnosky: ‘Approaching a state shift in Earth’ biosphere’.

“La Tierra ha sufrido cambios de estado bruscos (también llamados transiciones críticas) a escala planetaria en el pasado (…) Más recientemente, hace sólo unos 12.000 años, una rápida transición glacial-interglacial, períodos cálido-frío-cálido sucediéndose a gran velocidad, ocasionó la extinción de más de la mitad de los mamíferos de gran tamaño, decrecimiento de la biodiversidad y un rápido incremento de la biomasa humana, esto es, del número de nuestros congéneres. Detrás de estos cambios bruscos hay una imagen matemática común: la idea de las bifurcaciones. Los sistemas biológicos (y muchos otros) no están en un estado de equilibrio, ni siquiera estacionario, sino que típicamente fluctúan en un cierto rango en un torno a unas ciertas características típicas. Cuando las fuerzas que controlan el sistema cambian, normalmente el estado típico del sistema cambia ligeramente, pero puede darse el caso de que un pequeño cambio de las fuerzas dé lugar a una transición crítica.

Pero vamos a lo que importa, que es el presente. Los autores del trabajo apuntan también a las fuerzas que están actuando con más intensidad sobre la biosfera terrestre ahora mismo: el crecimiento de la población humana con el correspondiente incremento en el consumo de recursos, la transformación y fragmentación de los hábitats, la producción y consumo de energía, y sí, por supuesto pero como una fuerza más, el cambio climático. Todas estas fuerzas están variando más rápidamente y en mucha mayor magnitud que en la anterior transición, la glacial-interglacial, y además, todas lo hacen como consecuencia de las actividades humanas. Si pensamos por ejemplo en cómo hemos ido transformando los paisajes (para actividades agrícolas, ganaderas, por construcción de ciudades, vías de transporte, minería, actuaciones sobre los ríos, etc.) resulta que todos esos cambio realizados a pequeña escala y los que ellos mismos originan a su vez han dado lugar a que el 43% de la Tierra sea hoy paisaje urbano o agrícola, ambos inexistentes tras la última transición (y, por otro lado, esa última transición sólo afectó a un 30% de la superficie terrestre). Y de esta manera, nos estamos acercando a un abismo: a una transición crítica”.

Quédense con ese concepto: 'transición crítica' (TC). ¿Cómo se les queda el cuerpo? No contesten ahora, háganlo después de la publicidad. El análisis queda, en cierto modo, desvirtuado al reconocer el autor que no sabemos ni cuándo ocurrirá ni cuáles serán sus consecuencias. Pero aún así fija los instrumentos necesarios para identificar la aparición de una TC y describe las medidas teóricas -y, siendo francos, poco factibles en el mundo actual- para prevenir su llegada. El diagnóstico de Anxo Sánchez es, en cualquier caso, pesimista y concluye con una pregunta retórica: “si no somos capaces de dirigir un sistema complejo sencillo como la economía, ¿podremos trabajar para controlar la Tierra entera?” Imposible.

Les cuento todo esto no solo por el interés del artículo sino porque entra en consonancia con un cambio sustancial que se está produciendo en los últimos meses y que puede ser un acelerador del proceso al que los autores del estudio inicial se refieren: el deshielo del Artico a ritmos nunca vistos con anterioridad y el final potencial de la llamada Pax Arctica. Un tema que ha encontrado poco acomodo analítico en la prensa española y que, sin embargo, ha disfrutado de amplia cobertura en los medios especializados. Por algo será.

Así, el 30 de agosto, Irwin Studin nos recordaba en Financial Times las disputas que este fenómeno puede causar tanto entre las cinco naciones fronterizas -Rusia, Noruega, Canadá, Dinamarca y Estados Unidos- como de éstas con otras potencias, como China o India, debido al interés por hacerse con unos recursos naturales considerables que, por primera vez, son susceptibles de explotación rentable. Al tiempo, el columnista apuntaba a las implicaciones globales que, en términos estratégicos y económicos, puede tener el cambio al corredor norte de las rutas tradicionales del tráfico marítimo (Financial Times,The melting of the polar ice signals the end of Pax Arctica’, 30-08-2012).

El 5 de septiembre el propio rotativo británico desarrollaba la cuestión de la explotación del petróleo del Artico en ese particular 'A Fondo' que antecede a sus páginas editoriales. El arranque del reportaje no tiene desperdicio: 'estamos ante un fenómeno similar a la conquista del Oeste en el siglo XIX'; esto es: un proceso plagado de dificultades que, no obstante, se antoja inevitable. La información, firmada por Ed Crooks y Guy Chazan, hace un vasto recorrido tanto por los hándicaps históricos como por esos problemas actuales que han llevado a gigantes como RD Shell a batirse en retirada recientemente. La paradoja radica en que, si antes la dificultad era tecnológica, ahora es administrativa (FT, Drills, chills and spills, 05-09-2012).

Incluso The Economist atendía al particular de la mano de Banyan, el analista especializado en cuestiones asiáticas del semanario, en su edición de la semana pasada. Con una tesis muy similar a la de Studin. Uno, 'para Japón, Corea del Sur y China, explotar los recursos del Ártico suponen una oportunidad que no pueden perder' y precisamente por eso su labor de lobby y de investigación en la zona supera con creces la del resto del mundo desarrollado. Y dos, 'la Ruta del Norte acorta la distancia entre Shangai y Hamburgo en 6.400 kilómetros frente a la tradicional que discurre por el Estrecho de Malaca y el Canal de Suez'. Se pueden imaginar por dónde va a ir el tránsito chino de mercancias si esta alternativa se consolida (The Economist, Snow Dragons, 01-09-2012).

Al final los polos son de las pocas reservas de la biosfera que aún nos quedan, donde las condiciones naturales han impedido la acción directa del hombre. Sin embargo, es la mano humana la que se encuentra detrás de un deshielo que les dotan de inusual vulnerabilidad. De consumarse el cambio de su morfología y la explotación de sus recursos, la alteración a la que apuntan los expertos citados por Anxo Sánchez como causa de lo que han dado llamar 'transición crítica' sería aún mayor, con las consecuencias ya descritas. ¿Razón para alarmarse? Si no lo hemos hecho ya, con la que tenemos encima, como para sucumbir a esto. Mañana todos calvos. Pero, dicho esto, si me dan a elegir prefiero evitar el suicidio colectivo. Y es verdad que pequeñas decisiones de cada día cambian nuestro mundo y contribuyen a salvar el mundo. Mejor que seamos conscientes antes que sea demasiado tarde.

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