domingo, 10 de junio de 2012

Río+20: “comprar indultos para seguir pecando”



En Río+20, más que tratar la “economía verde” se debería hacer un balance de la implementación de lo pactado en 1992, dicen especialistas. El sur, al parecer, no apoya necesariamente el plan del norte.

¿Por qué?
¿De qué se tratará en Río+20, la conferencia de Naciones Unidas que recuerda la histórica de 1992? “De aprobar el concepto de economía verde, que a catorce días de que empiece la conferencia nadie sabe muy bien qué es”, explica Pablo Solón, ex embajador de Bolivia ante Naciones Unidas.


 En una conferencia en el Parlamento Europeo, Sandrine Bélier y Maximiliano Arienzo, director de energía y desarrollo sustentable de la misión de Brasil ante la UE.
La Unión Europea es la principal promotora de este concepto que aúna su visión de desarrollo y crecimiento con nuevos criterios medioambientales. Entre lo que se propone está convertir al Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo en una agencia medioambiental que regule la compra y venta de bonos por emisiones, derroche, daño o contaminación.

En este sistema entrarían bosques, agua, tierra, océanos y biodiversidad. En el caso del agua, por ejemplo, “significa que uno puede tener derecho a un acueducto o agua subterránea a 20 litros por segundo. Entonces, puede vender sus derechos a una empresa minera, a una agrícola o a la ciudad. Los que plantean esto suponen que el mercado va a ser el mejor regulador de esos recursos, pues si tienen un precio, uno los va a cuidar. Pero lo que va a pasar es que si el agua tiene precio, el que tiene dinero va a poder acceder y el que no lo tiene estará afuera”, explica Solón, calificando la propuesta de una “mercantilización de la naturaleza”.

Compra de indultos
Por otro lado, al sistema de bonos por reducción de emisiones –también de una compra/venta que estaría a cargo de la PNUD-, Solón lo compara con a la antigua compra de indultos para ir al cielo “y así poder seguir pecando aquí en la Tierra todo lo que se quiera. Son indultos para que las empresas sigan contaminando. Aquí también, el que tiene dinero los va a comprar el que no, tiene que reducir sus emisiones; es muy injusto un sistema de este tipo”, señala Solón en el marco de una conferencia en el Parlamento Europeo en Bruselas, organizada por el bloque ecologista.

Severn Suzuki, la niña de la conferencia de Río 1992, desde Canadá saca balance de estos 20 años.
Como fuere, la Unión Europea apuesta por el concepto de economía verde. ¿Por qué? “Porque tiene el interés de crear un mercado para sus empresas de servicios ambientales a partir de Río+20, porque sabe que a medida que esto se desarrolle generará un mercado para sus empresas de servicios. Este tema no viene de los países del sur o en vías de desarrollo. La mercantilización y privatización de procesos de la naturaleza a nivel mundial provoca muchas dudas y temores”, explica Solón.

No necesitamos Río+20

Severn Suzuki, la niña que conmovió a la audiencia de Río 1992, desde Canadá saca balance de estos 20 años.“No necesitaríamos Río+20 si hubiésemos implementado todo lo que acordamos en la cumbre de Río en 1992”, dice por su parte Maximiliano Arienzo, director para energía y desarrollo sostenible de la misión de Brasil ante la Unión Europea. En su opinión, que el Brasil se haya transformado en 20 años es también producto de haber seguido la senda del desarrollo sostenible. “Es sólo una cuestión de implementación”, concluye, vaticinando que Río+20 no tendrá el impacto de la conferencia de la Tierra hace 20 años. Como está planteada, la edición 2012 se centra en la economía, no en el medio ambiente.
“Esta conferencia debería ser una revisión de cómo implementamos lo que acordamos hace 20 años; en vez de hacer eso, de ver cómo cumplimos, quiénes cumplimos y qué hay que hacer para realmente llevar hacia adelante eso, estamos abriendo la discusión sobre una palabra que a catorce días nadie sabe exactamente qué implica. Y eso es un grave problema”, continúa Solón; en su opinión, para los países de América Latina “en términos de biodiversidad, de deforestación, de desertificación de la tierra, de contaminación del agua, los indicadores hablan en contra de sus gobiernos”.
Por ello y porque de seguir consumiendo y produciendo así “necesitaremos 12 planetas Tierra”, a Solón le gustaría ver que de esta magna conferencia saliese un tribunal para juzgar los delitos medioambientales y los ecocidios. También una tasa a las transacciones financieras internacionales que ayudase a financiar las inversiones necesarias para la protección contra el cambio climático. Eso, en su opinión, sería el verdadero cambio de paradigma que urge.

 Pablo Solón, ex embajador boliviano ante la ONU, director de Focus on the Global South.
¿Llegaremos a la ebullición?

¿Sucederá? Poco probable. A menos que haya una masiva oposición de la sociedad civil, el especialista director de la organización Focus on the Global South ve casi aprobada esta propuesta de los países del norte, a la que ya no todos los países del G77 se oponen
¿Entonces en qué punto estaremos cuando celebremos Río+30? “Confrontaremos una situación trágica, una crisis de los ecosistemas en todo el planeta. Es que el deterioro ambiental no es gradual. Es más bien como cuando uno aumenta la temperatura en el agua, hay un momento en que no es agua más caliente sino vapor, ebullición”, concluye, sin demasiado optimismo con respecto al tan mentado nuevo concepto para el “crecimiento verde”.

Autora. Mirra Banchón
Editora: Emilia Rojas

via: dw.de

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