miércoles, 18 de abril de 2012

Los nuevos tabúes: temas que no podemos tratar en público



Hay ciertas cosas de las que no se puede hablar abiertamente en público. Cambian con el tiempo, según la zona y el contexto, pero están ahí, como una verja eléctrica que da un calambre a quién la traspasa. La pasada semana se electrocutaron Günter Grass, por sus críticas al estado de Israel, y el obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Plá, que arremetió contra la homosexualidad y el aborto en una homilía retransmitida en la televisión pública.

Ayer mismo, la Liga contra el racismo y el antisemitismo de Francia pidió a un tribunal de París que se prohíba la película El antisemita (‘L'Antisémite’), el último trabajo del polémico humorista galo Dieudonné M'bala, al que tildan de negacionista.

La corrección política nació en Estados Unidos, en el ámbito universitario.Las confesiones religiosas no son las únicas sensibles a las críticas. Lo son de hecho todas las minorías, las ideologías, las naciones –la expresión “sensibilidad nacional” lo deja bien claro– y cualquier grupo social que esté dispuesto a ofenderse.

La sociedad contemporánea ha ido derribando tabúes, quizás el sexo es el ejemplo más claro, pero la cultura de lo políticamente correcto ha instaurado muchos otros. El periodista y crítico de cine Jordi Costa, que ha explorado ampliamente el tema de los tabúes en la creación cultural, cree que “en la época en la que vivimos cada vez hay más zonas sensibles”. Costa explica que la corrección política nació en Estados Unidos, en el ámbito universitario, y se extendió a todos los niveles ampliando así las fronteras de la sensibilidad. Fue entonces cuando se empezó a hablar de la comunidad afroamericana para referirse a los que hasta entonces habían sido negros, y cambió el propio lenguaje, que adoptó todo tipo de eufemismos con la pretensión de corregir las desigualdades.



elconfidencial.com

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