martes, 10 de abril de 2012

El aceite de palma, ¡en el nombre de la ecología!

Las plantaciones de aceite de palma sustituyen poco a poco los bosques del Sudeste Asiático y de África Central

Los biocombustibles fueron una de las grandes promesas para reemplazar los carburantes fósiles; pero mirándolo de un poco más cerca nos damos cuenta que cierta "energías verdes" hacen más mal que bien.

El aceite de palma, un producto que se encuentra en la composición de algunos jabones, champús, bollos, chocolates, productos cosméticos pero también en los biocombustibles (exportados cada vez más a Europa para llenar los depósitos de los vehículos "verdes") están destrozando el paisaje indonesio.

Extraído de los dátiles de la palma africana, el aceite de palma se ha convertido en el nuevo oro verde de Asia. Muy utilizado en la fabricación de productos alimentarios, productos de limpieza o cosméticos, el aceite de palma se exporta en el mundo entero. La demanda creciente de aceite de palma por parte de grandes corporaciones está impulsando la destrucción a gran escala de turberas y selvas tropicales. Esta destrucción, según Greenpeace, acelera el cambio climático y lleva a especies amenazadas, como el orangután o el tigre de Sumatra, al borde de la extinción.

Las investigaciones de Greenpeace han puesto de manifiesto que las empresas de Sinar Mas han violado reiteradamente las leyes y reglamentos forestales de Indonesia en un buen número de sus operaciones destinadas a la plantación de palma aceitera. Operaciones implicadas en procesos de deforestación y drenaje de turberas.

A pesar del historial de Sinar Mas, sigue siendo proveedora de grandes corporaciones.

Nestlé es, de momento, la última multinacional que excluye el aceite de palma de Sinar Mas de su cadena de suministro, tras la campaña de Greenpeace en la que se denunciaba a la multinacional de la alimentación por utilizar aceite de palma procedente de la destrucción de las selvas y turberas de Indonesia como ingrediente en la elaboración de chocolates como el Kit Kat.

Lo mismo hizo Unilever en 2009 después de que se denunciara la compra de aceite de palma de Sinar Mas para la producción de cosméticos Dove. En marzo de 2010, Kraft también canceló sus contratos. Esto supone la pérdida de millones de euros a Sinar Mas, además de dañar su imagen pública de manera considerable.


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